Evalución, Seguimiento(mantenimiento) y Conclusión

 Evaluación de resultados, programa de seguimiento y mantenimiento y conclusión:

Tras el alta se realizarán dos controles para constatar la mejora (a los 6 meses y al año), que debe ser con resultados positivos.

Una vez finalizado el tratamiento, se debe constatar el impacto nocivo del TOC sobre la vida social, familiar, laboral y académica y la necesidad de llevar a cabo actuaciones clínicas que les permitan adquirir estrategias (cognitivas y conductuales) que rompan el círculo nocivo del TOC y flexibilicen sus características personales.

Los resultados satisfactorios deben confirmar los datos positivos de la aplicación del modelo cognitivo conductual, en el que cobra especial interés la parte psicoeducativa como elemento importante de cara a la prevención del trastorno para romper el círculo que mantiene el cuadro.

Por qué dejar de controlarlo todo nos puede ayudar a sentirnos bien

Dejar de controlarlo todo es VIVIR EN EL AQUÍ Y AHORA. 

El deseo por tenerlo todo bajo control es tan solo un reflejo del miedo a la incertidumbre, esa que me provoca un estado de alerta que desencadena en ansiedad. Por lo que pensamos que, si tenemos controlada la situación, no sentiremos esa incertidumbre y por lo tanto tampoco nos llevara a ese miedo/ansiedad.

Pero, ¿cuándo tenemos controlado del todo una situación? ¿Cuándo tenemos controlado todo a una persona? En general… ¿Cuándo tenemos el control de todo? Si paras a pensar… la respuesta es NUNCA, nunca se consigue el control absoluto de algo. Conforme nos acercamos al control, este siempre se desplaza unos metros más allá, debido a que es inalcanzable, puesto que depende de diferentes factores. Por lo que el resultado de querer el control de todo solo será vivir en alerta constante, lo cual nos lleva a una ansiedad, y de esa manera nunca disfrutamos el vivir en el aquí y ahora. Y sobre todo aceptar que las sospechas forman parte de nuestra existencia.

1 comentario:

  1. Hola, me gusto tu blog y me inspiraste para hacer este cuento:
    Érase una vez, en una tierra lejana, una joven llamada Alicia. Era un alma curiosa y aventurera, siempre en busca de nuevas experiencias y retos. Un día, tropezó con una puerta misteriosa que conducía a un mundo mágico que iba más allá de sus sueños más salvajes.

    Cuando atravesó la puerta, se encontró en un lugar donde todo estaba al revés y al revés. El cielo era verde, la hierba azul y los árboles tenían caras que le susurraban secretos al pasar. Pero lo que más le llamó la atención fue el zumbido incesante de una extraña criatura que parecía seguirla allá donde fuera.

    Al principio tuvo miedo de la criatura, pero al acercarse se dio cuenta de que no era más que una libélula diminuta con alas brillantes que centelleaban a la luz del sol. La libélula parecía llevarla a alguna parte, así que la siguió a través de un laberinto de enredaderas retorcidas y arbustos espinosos.

    De repente, se encontró en un claro, rodeada por un círculo de piedras místicas que brillaban con una luz de otro mundo. En el centro del círculo había un viejo y sabio búho, que la saludó con una regia inclinación de cabeza.

    "Bienvenida, joven", dijo el búho. "Has venido buscando el control, pero lo que realmente necesitas es dejarte llevar. El deseo de control es una trampa que sólo conduce a la ansiedad y al miedo. En lugar de eso, abraza la incertidumbre de la vida y vive el momento presente".

    Con estas palabras, el búho desplegó las alas y voló hacia el cielo, dejando a Alicia sola con sus pensamientos. Miró a su alrededor, al extraño mundo con el que se había tropezado, y se dio cuenta de que había estado tan centrada en el control que se había olvidado de disfrutar del viaje.

    A partir de aquel día, Alicia dejó de lado su necesidad de control y se dejó llevar por el capricho y la maravilla del mundo mágico que la rodeaba. Bailó con las hadas, habló con los árboles y cabalgó a lomos de la libélula mientras ésta revoloteaba por el aire.

    Y aunque nunca encontró el camino de vuelta al mundo real, sabía que había encontrado algo aún más valioso: la alegría de vivir el momento presente y la libertad que conlleva dejarse llevar.

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